(A David y Jesús con cariño)
Desparramas la mirada
en abanico
mientras las aletas de la nariz
suben y bajan.
Las papilas gustativas destilan
saliva a borbotones.
Fijas el ojo en el paisaje urbano,
tan íntimo,
tan nuestro.
Concentras el olfato en la copa
de granates líquidos,
tintos sólidos
y queso...del de antes.
El brillo del reflejo del
cristal parpadea ante
la pátina insolente
del charco de la plaza.
Pinta Jesús el líquido ambarino
mientras bebe David
la luz en diagonal
estupefacta.
Sabrosa mezcla de
tinta y tinto,
Tinto y tinta.
Unión perfecta para
deleite de dioses.
Juan A Martinez pozo
TRES AÑOS Y UNA PANDEMIA
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